El Teatro Municipal de Ovalle cierra su mes de aniversario con un balance positivo de la gestión desde su reapertura en 2013 y con el compromiso de seguir potenciando la labor cultural con la inclusión como principal eje. “El público está en el centro de nuestra gestión”, dice el director ejecutivo de la Corporación Cultural Municipal de Ovalle.
Diciembre llega a su fin y, junto con ello, se cierra un mes de celebración para el Teatro Municipal de Ovalle, que cumple ocho años desde su restauración y reinauguración como espacio municipal, tiempo en el que se ha potenciado como el centro neurálgico de la circulación artística en la comuna. El director ejecutivo de la Corporación Cultural Municipal de Ovalle, Ifman Huerta Saavedra, saca cuentas alegres de la gestión realizada durante el periodo y proyecta los desafíos que se enfrentan en el noveno año que está por comenzar. ¿Las claves? El desarrollo de públicos, la inclusión y la migración, pilares fundamentales para el crecimiento de este escenario para el teatro, el cine, la música y la danza, pero más que todo, un lugar de encuentro para la ciudadanía cultural.
¿Qué balance que realiza de este nuevo año del Teatro Municipal de Ovalle?
El balance es muy positivo desde el minuto que logramos reaperturar, volver al trabajo presencial, reencontrarnos con nuestros públicos habituales y conocer a los nuevos públicos que fueron parte del proceso de programación digital durante los meses más complicados de la pandemia. Tenemos la convicción de que el arte se tiene que vivir y sentir desde lo presencial y, por lo mismo, esta vuelta ha sido muy positiva tanto para nuestros públicos como para el equipo. Seguimos adaptándonos a esta nueva normalidad, pero estamos súper contentos de haber podido ejecutar la mayoría de los planes y programas que teníamos diseñados para 2020 y 2021.
¿Y un balance para estos ocho años de gestión?
Se ha ido ejecutando la planificación de gestión y hemos crecido rápidamente. El teatro recién tiene ocho años de vida en esta nueva modalidad como teatro municipal, y hemos tratado de rescatar su historia, pero al mismo tiempo situarlo como un lugar de encuentro, donde se pueda generar el diálogo a través de las artes. También hemos realizado un trabajo muy importante en la formación y desarrollo de públicos. Han sido años muy intensos, de mucho aprendizaje, pero hemos logrado ejecutar todo lo que hemos querido planificar, y todas nuestras herramientas de gestión se realizan, desde su diagnóstico hasta su reacción, de manera participativa con la ciudadanía cultural. El TMO ha crecido un montón a nivel nacional e internacional. Somos un espacio muy reconocido por nuestra gestión de públicos y programación. Desde que decidimos poner a los públicos en el centro de nuestra gestión, nos hemos vinculado hacia ese sector sin dejar de lado el trabajo que podemos hacer con nuestros artistas locales y también con los diferentes elencos, compañías o colectivos de todo el país.
¿Algún logro en particular que le gustaría destacar?
Hay varias cosas, pero un programa que nos mueve mucho es El Teatro Lo Hacemos Todos, en donde buscamos eliminar las barreras geográficas y de capital cultural de algunos ciudadanos del sector rural, lo que nos ha permitido aperturar el teatro a territorios que, lamentablemente, no podían acceder aunque fuera gratuito. También logramos formar el primer Comité Ciudadano Programático, lo que garantiza que este discurso de Participación Ciudadana no quede solo en el papel, sino que sea un hecho tangible. Ese trabajo lo vamos a poder disfrutar en verano del 2022 con una programación de más de cinco contenidos escénicos que ellas y ellos mismos eligieron. Por lo tanto, cuando hablamos de democracia cultural es que nuestros públicos tengan toma de decisión en la institución, y ese es el salto que hay que dar. Todo lo que ha pasado en Chile nos está llevando a ser consecuentes con ese discurso, y esos dos proyectos han sido muy relevantes para la gestión del TMO y nos han logrado posicionar a nivel nacional e internacional.
¿Cómo ha cambiado la dinámica cultural en Ovalle en torno al TMO?
Creo que el TMO ha cambiado bastante la dinámica cultural. Hoy existe un espacio que, primeramente, permite el diálogo y la apreciación de las artes escénicas para todos y todas de manera universal y gratuita, pero a la vez es un espacio que potencia los procesos creativos de las y los artistas locales a través de instancias formativas, fondos de creación, y trabajo de promoción y difusión, convirtiendo al TMO en un polo artístico y cultural de importancia tanto para los artistas y los públicos. La gente no solamente concibe el acto escénico como venir a visualizar arte, sino que también lo ve como una experiencia y un panorama. Ahí también hay un antes y un después. Finalmente, el teatro siempre ha tenido un discurso marcado en el cual pone en evidencia, a través de las artes, problemáticas sociales o temáticas que han estado sonando en el último tiempo muy fuerte, y es desde esa mirada que se genera un espacio para el diálogo desde un punto de vista diferente y entretenido.
¿Cómo proyecta el noveno año de vida del TMO?
Hay hartas cosas que se vienen para el 2022. Está la actualización del Plan Municipal de Cultura, lo que nos va a llevar a generar varias modificaciones dentro de la lógica con la que estamos trabajando. Pretendemos ser un teatro mucho más inclusivo, pero no sólo desde el contenido escénico, sino que desde pequeñas acciones. Queremos trabajar para todas y todos. Sentimos que la inclusión desde las artes es un tema que no se está tocando mucho. Por otro lado, desde nuestra vereda, queremos hacernos cargo del proceso migratorio, aportando al desarrollo de las culturas migrantes. Esas dos líneas, inclusión y migración, debemos trabajarlas con nuestros territorios, sumado al trabajo de desarrollo y formación de público. Esos van a ser los pilares de la gestión del TMO en los próximos años.
¿Qué sueños tiene para el TMO?
Muchos, pero para mí el más importante es que, aunque pasen los años, el espacio pueda funcionar para que la ciudadanía se reúna a dialogar, a entretenerse y a compartir a través de las artes. Ese es mi sueño principal: que esto trascienda a cualquier modelo de gestión, que los recursos públicos siempre estén para que podamos tener una cartelera y para que nuestros públicos puedan venir al teatro a disfrutar de los procesos creativos que pueden ser de nuestros artistas locales o de artistas nacionales.